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La confirmación del Gobierno sueco de que los misiles incautados a las Farc fueron vendidos entre los años 80 y 90 al Ejército de Venezuela, es sólo un capítulo más en el largo listado de pruebas que tiene Colombia del apoyo material y logístico que ha recibido esa guerrilla durante la administración del presidente Hugo Chávez.
Un dilatado expediente de las autoridades colombianas detalla que ese apoyo se habría iniciado en junio del 2001, dos años después de que Chávez llegara al poder, cuando en una finca de la frontera se reunieron miembros del Frente 10 de las Farc con militares venezolanos adscritos a la base de San Fernando de Apure y altos oficiales de la División de Inteligencia Militar. El encuentro culminó con un acuerdo del que no se revelaron detalles, pero que habría sido el punto de partida para el envío de armas y municiones cuyos destinatarios fueron las Farc.
Información que luego corroboró el coronel de la aviación venezolana Pedro Luis Soto y el mayor Juan José Díaz, quien fuera piloto del avión del presidente Chávez y que detalló algunas misiones clandestinas que se realizaron en favor de las Farc.
Según datos recabados por la inteligencia militar colombiana, cuatro meses después de la citada reunión, aterrizó en Colombia, en una pista clandestina bautizada como Tranquilandia, Miguel Moncada, delegado de la División de Inteligencia Militar de las Fuerzas Armadas de Venezuela con un catálogo físico de armas, municiones y explosivos.
Desde entonces los vuelos clandestinos autorizados desde Caracas, hasta cinco en un solo día, han desplegado un amplio comercio de armas, dinero y narcotráfico, según fuentes oficiales.
Detrás de esas misiones, en representación de Venezuela, habrían estado los tres altos mandos militares de los que habló esta semana el presidente Uribe, sin mencionar sus nombres, y que según conoció El País, son el ex ministro Ramón Rodríguez Chacín; el jefe de la Policía Secreta, general Henry Rangel, y el general Hugo Carvajal, jefe de Inteligencia Militar.
Eso explica el hallazgo de armerías y varios centros de abastecimiento de las Farc en varias zonas de frontera. Entre ellos uno localizado en Lejanías del Juriepe, área rural de Cravo Norte, Arauca, cuyas armas tenían el logo de la industria militar venezolana.
Sin embargo, el diputado chavista Carlos Echezuría sostiene que todo lo que se dice obedece a “un montaje de la oligarquía colombiana con Juan Manuel Santos. Lo que Venezuela pretende es la integración y la hermandad de nuestros pueblos. Acá no se le dan armas a nadie”.
Una reacción tímida
Según algunos analistas, Colombia ha actuado correctamente al buscar soluciones por la vía diplomática, pero esa vía ya la cerró Venezuela, que sólo ha apelado al camino de la confrontación.
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“Colombia ha actuado de manera muy tímida. Desde el 2001, cuando se conoció de ese apoyo militar a las Farc, se debió hacer una reclamación mucho más fuerte. Hoy estamos pagando el precio de esa timidez y es hora de cambiar radicalmente es política”, indicó Serrano.
Pese a las pruebas, el canciller de Venezuela, Nicolás Maduro, insiste en que el tema de las armas venezolanas en poder de las Farc es “un pretexto para justificar el acuerdo militar que preparan los gobiernos de Colombia y Estados Unidos”.
Serrano, por su parte, cree que destapar ese respaldo militar de Venezuela a las Farc, es sólo un elemento más que justificaría en parte el acuerdo de cooperación militar con Estados Unidos.
El ex ministro de Defensa venezolano general (r) Fernando Ochoa Antich, aseguró que el suministro de armas del Gobierno de su país a las Farc se ha comentado en los corrillos políticos de su país, pero no considera que sea eso lo que justifique ese acuerdo militar.
“No, porque el problema no va a llegar al nivel de una confrontación. Está claro que Colombia tiene una alianza militar firme con EE.UU. y las Farc son parte del gran problema que significa el narcotráfico, que antes del terrorismo era la principal amenaza a su soberanía. El acuerdo es porque Estados Unidos sabe que mientras Colombia no logre derrotar a las Farc, el narcotráfico no va a disminuir”, dijo.
Los analistas consideran pertinente que Colombia haga uso del material probatorio que posee para denunciar internacionalmente el apoyo de Venezuela a las Farc.
También sirvió de puente
Pero las sospechas que recaen con contundencia sobre el respaldo de Caracas a la guerrilla no se limitan a Colombia.
En Venezuela continúa siendo un misterio la razón por la cual la Compañía Anónima Venezolana de Industrias Militares, Cavim, sigue produciendo una munición de un calibre que ya no es compatible con su armamento.
“La munición 7,62 que estamos produciendo no le sirve a los nuevos fusiles, sino a los viejos Kalashnikov y en la gente se mantiene la duda sobre el por qué se insiste en ese calibre y qué se está haciendo con él”, dijo Ochoa Antich.
Precisamente, la munición del calibre 7,62 mm., hoy prohibida en los tratados internacionales, es la que sigue utilizando en Colombia la guerrilla de las Farc.
Milos Alcalay, ex embajador de Venezuela ante la ONU, indicó que el gobierno Chávez ha faltado insistentemente a los acuerdos internacionales. Entre ellos, los que limitan la producción de armas y la venta de equipamiento a grupos ilegales.
Procesos judiciales cumplidos fuera de Colombia evidencian, además, que Venezuela también ha cedido su territorio para que a través de él las Farc reciban armas desde otros lugares del mundo.
Una prueba de ellos fue el juicio realizado en Estados Unidos, en el 2005, contra Carlos Gamarra, quien acordó con el grupo guerrillero la entrega en Venezuela de 2.440 fusiles de las marcas AK-47, M-16, Galil, ametralladoras M-60 y miles de granadas. Armamento que sería cancelado en Venezuela con dinero y con drogas, pero que nunca llegó a esa guerrilla porque éstas fueron compradas a oficiales encubiertos en el sur de la Florida, EE.UU.
Ante las pruebas, las autoridades en Colombia no tienen ninguna duda de que el gobierno del presidente Hugo Chávez es una de las fuentes principales que suple militarmente a las Farc, aunque Caracas trate de ocultarlo creando incertidumbre en torno a las relaciones comerciales.
Fronteras porosas
El plan armamentista de las Farc
Estos son algunos de los misiles y lanzacohetes que, según información que poseen las autoridades colombianas, el grupo guerrillero ha tratado de intercambiar por droga o comprar en el exterior, con ayuda de algunos gobiernos.
Fronteras porosas
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